Foto de Sarkozy y el Rantzinger
Crítica de la laicidad a la francesa, a manera de las “Cartas persas”
Cómo se puede ser francés? Esta es una cuestión de gran curiosidad para un mahometano, que se pregunta sobre los hábitos y costumbres de este país. Yo creo comprender todos los resortes: desde que llegué a París, he tenido tiempo para darme alguna que otra sorpresa. Al principio soñaba que Francia era la hija mayor de la Iglesia, como su rey le gusta celebrar el manto de campanarios que cubre las llanuras y colinas. Entonces empecé a pensar que este pueblo repudiaba toda religión, a ellos que tanto les inquietan los minaretes porque algún día podría desfigurar su paisaje laico.
Un viejo filósofo ilustrado me aclaraba ."Nuestra ley sólo prohíbe la mezcla de la Iglesia y el Estado, y el Estado y la Iglesia." Aplaudo la sabiduría del pueblo. "En vuestro país, las fiestas religiosas son privados, y no públicas como hacemos nosotros?
- Depende. Respetamos el calendario cristiano, por tradición, pero nuestro Estado (gobierno) ignora las fiestas judías o musulmanas por el tema de la laicidad".
A medida que pasaba por delante de un edificio decorado con cruces, le pregunté de nuevo: "Esta escuela es por tanto cristiana y no laica, no?
-Las dos cosas a la vez. Es dirigida por los Padres, pero el Estado es quien la financia. Nuestro rey ha proclamado la superioridad del sacerdote sobre el maestro de escuela. Prestar obediencia al Papa es para nosotros un signo de la laicidad positiva". Sabed que a pesar de los estragos del tiempo, este un monarca sigue siendo un gran mago, que ejerce su imperio sobre el espíritu mismo de los sujetos. Sólo tiene que persuadirles de que un “escudo” vale por dos, y ellos lo creen.
Mi confusión estaba en su apogeo: "¿Qué es entonces vuestras laicidad " El hombre me explicó un bonito principio: "Somos libres para burlarnos de la religión: uno se puede reír de cualquier cosa. Las caricaturas de vuestro profeta publicadas en nuestros periódicos lo han demostrado: nosotros nos mostramos más libres que vosotros.
¿Vuestras leyes entonces no conocen la blasfemia?
- Unos jóvenes han sido condenados por haber profanado la gran iglesia que usted ve, casando a dos mujeres; es que su parodia faltaba el respeto a nuestra santa religión. "
Sin embargo, yo admiraba la libertad del pueblo francés: "¿Para vosotros no hay nada sagrado? - Nada más que la bandera y el himno del país, el rey, sus ministros y sus prefectos, la nación y el Estado. Todo está permitido ", continuó el anciano, a condición de respetar las verdades históricas establecidas por el legislador. Así que no hay que criticar demasiado el pasado de este pueblo, ni su presente. Libertad no es en absoluto licencia".
"Sin embargo, -le dije-, vuestras mujeres han perdido todo recato, aparecen delante de los hombres con el rostro descubierto, y el uso de ser servidas por los eunucos se desconoce. " Mi filosofo suspiró: "Es una gran pregunta entre los hombres, si es más conveniente privar a las mujeres de la libertad que permitírselo. Por nuestra parte, no nos gusta nada tanto como la libertad de la mujer.
- Vuestras esposas e hijas son por lo tanto libres de no usar el velo? –
Todo lo contrario: nuestra libertad les prohíbe ocultar su cara.
- ¿Cómo, su política podrá penetrar hasta en el harén? "
- No te preocupes. Estas mujeres serán finalmente libres de permanecer encerradas. El velo parcial de las chicas ya ha estado prohibido en la escuela: es un símbolo religioso. El velo completo para las mujeres podrá en lo sucesivo estar prohibido en todos los lugares públicos: lo que no tiene nada de religioso". "Así, dije, nuestras mujeres son libres de salir si revisten el velo y las vuestras para salir son libres de quitarlo. " Ves que he tomado el gusto por este país que amo y que tiene la capacidad der sostener las opiniones extraordinarias y a reducir todo en paradoja.
"No me malinterprete, me dijo mi sabio profesor, nadie le preguntará a las monjas de este país si pueden mostrar los cabellos! Nosotros nos preocupamos menos por nuestras mujeres que por la vuestras. Una de ellas pidió hace poco a hacerse francesa como ya lo eran su esposo e hijos. En su sabiduría, nuestros jueces se negaron: es que un velo la cubría por entero"
¿Para ser libre en la tierra de la igualdad de género, no haría falta sin embargo que ella legara a ser igual en derecho a su marido?
-Desengáñese: la igualdad de derecho no entraña la igualdad de hecho Las mujeres son libres de igualar a los hombres, solamente si en realidad ellas pueden. Nosotros damos demasiado valor a nuestros principios como para tropezarnos con la realidad. Es lo mismo para con la pobreza desigual entre los sexos: apenas nos preocupamos de soñar con eso, incluso hasta en el momento de debatir las pensiones concedidas a nuestros mayores..
"En Francia, continué," ¿las mujeres son libres para casarse? - Sí, siempre y cuando se casen con un hombre.
- Los hombres son libres de hacerlo? - Sí, a condición de casarse con una mujer. - ¿Tienen la libertad de casarse con más de uno? - No! Contravendría la igualdad entre los sexos, que siempre, o casi, tiene tanto encanto para nosotros. Por haberse jactado de multiplicar a las mujeres, un hombre que había adquirido la calidad de francés está hoy amenazado de ser privado de ella.
- Vuestros maridos tienen una esposa, o se debe ser francés de nacimiento para tener varias? - La poligamia está prohibida para todos".
"A menos que se practique por igual por ambos cónyuges, el adulterio se reprime por igual?
-¡No pienses más! Sería violar la libertad, que desde siempre, o casi, nos es tan querida"
- Por lo tanto, tanto para que la poligamia como para el velo: se tolera lo que se oculta, basta con no vanagloriarse de ello.
- Para enarbolar más de a una esposa, reconoció mi filósofo, es verdad que hay que ser un gran monarca, o por lo menos un gran cocinero.
-¿No es confundir a la virtud con la hipocresía ", le dije, por último, y reservar la honestidad al privilegio?"
A medida que descubro a este pueblo, me parece menos extranjero. Veo por todas partes aquí el mahometanismo, aunque no encuentro en absoluto Mahomet. Hay que profesar la libertad, la igualdad y la laicidad para ser francés; y hay que ser francés para dispensarse impunemente.
Eric Fassin
| 25.05.10 | 14:10

(Traducción de Víctor Guerra y Joaquim Villalta )
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